No debiera escribir sobre el fin-de-semana, porque aún no termina, pero me parece bien hacerlo, ya que he hecho variadas cosas hasta el momento.
El jueves fui a la universidad y no fue tan terrible andar en metro y Transantiago. Tuve filosofía y seguimos leyendo el canto I de Vicente Huidobro. Por ser la "semana terráquea" sólo hubo clases hasta la 1. Después había una tocata, pero no me dieron ganas de quedarme, porque la hicieron en un lugar poco apropiado. Me fui a mi casa. Franco me dejó en el metro. Almorcé y me acosté a dormir toda la tarde; lo necesitaba.
El teléfono sonaba y sonaba como a las 7 de la tarde, era Franco. Me desperté, comí algo y esperé a que Franco llegara, porque íbamos a salir al Club Miel. Ese día 29 de marzo era el día del joven combatiente. Mientras esperaba, vi las noticias y quedé plop. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Hubo 300 detenidos y casi 250 eran menores de edad. ¡QUÉ MAL!.
Tuve miedo de salir, pero lo hice igual. Camino a la casa del amigo de Franco, casi al llegar a departamental por Avenida La Florida, donde está la población los Copihues, había una barricada y pasamos por al lado en el auto. Sentí el calor. Por Américo Vespucio habían piedras gigantes, que podrían haber hecho cagar el auto. Además, escuchábamos una canción de "La Floripondio", que hacía sentir más tenso el ambiente.
En fin, ese día lo pasé bien. Bailamos en el miel la música típica: demasiado pachanga y regetonero para mi gusto. Cuando salimos del lugar, el viento se manifestó cuático. La hojas bailaban al ritmo de éste. Fue lindo. Después dormí junto a él y sus abrazos protegieron mi cuerpo.
Al otro día, eran las 9 y ya estabamos despiertos. Me dolía la cabeza y la garganta. Dormimos más y se me pasó. Nos atrasamos y no fui al paseo de la u. No alcanzamos los bueses. Tampoco devolví un libro a la biblioteca. Estuve todo el día con él. Estuvimos dando vuelta por Santiago. Me regaló un lilium de color limón. Comimos rico, muy rico.
A un amigo de Franco le dieron entradas para Placebo. Buena. Me gusta mucho y quería ir. El pique de la vida. Muy lejos. San Carlos de Apoquindo. Llegamos y poquísima gente. Harto pesao el Brian Molko. Se pasó. Fome. Lo pasé entrete, pero creí que iba a ser mejor.
Después pringles, cola loca y película con mi hombre.
Ahora, estudiar y después seguir carretiando.