Si la soledad es completa y definitiva, todo se amarga sin remedio alguno. La buena vida humana es simplemente buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede ser vida pero no será ni buena ni humana.
Queremos ser tratados como humanos, el hombre no es solamente una realidad natural sino también una realidad cultural. El lenguaje es la llave para entrar a la cultura. Vivimos en un sistema lingüístico, es decir no depende sólo de palabras ya que la cultura dentro de la cual nos humanizamos unos a otros parte del lenguaje pero no es simplemente lenguaje.
Por eso hablar con alguien y escucharlo es tratarlo como a una persona, o al menos empezar a darle un trato humano. Para esto existe el respeto y los miramientos humanizadores que tenemos unos para con otros. Todos queremos que se nos trate así y si no, protestamos. Lo más importante de todo esto: la humanización es un proceso recíproco. Para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humanos a ellos; si para mí todos son cosas, yo no seré mejor que una cosa. Por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto a fin de cuentas de dar la buena vida.
Por lo tanto, si vivo la vida para dar, estaré llenando mi alma porque regalo mi esencia y mi felicidad, no obstante esperaré que recíprocamente pase lo mismo conmigo. Pero para que no hayan desiluciones no atribuiré sentido a corto plazo y no esperaré recibir, sino como primera opción estará el "dar".
Quizás se entiende más, diciendo que no haré a los demás, lo que no me gusta que me hagan a mí. Me pondré en el lugar de ellos y haré lo que quiero, sin privar mi libertad ni la de los otros.
