LA AVENTURA COMIENZA
CUANDO
POR AMOR
TENEMOS EL VALOR DE ENFRENTAR LA VIDA


todos podemos tener un momento de duda

23 noviembre, 2008

tantas historias que te hacen vibrar

torpería
decisión mía
me arriesgo sola
y me voy sola
duermo sola
y siento sola
qué tontería
mala idea mía
no hay queja
hay una moraleja
no la entiendo
la voy sintiendo
y me voy muriendo
cabeza piensa
tontamente
en extremos
¿me arrepiento?
no me arrepiento
es un movimiento
del cuerpo
es un deseo
del secreto
y de la estúpida noche
junto a frías
manos
y duros silencios
es una necesidad
del cuerpo
y del alma
que se agota
y se extingue
cuando vuelve
y el sol pega
tediosa sensación
un disparo,
continúa.-

09 noviembre, 2008

A D E F E S I O S / S O B R E N A T U R A L E S

En las noches, espera el sueño con la lámpara del velador prendida. Imagina monstruos nocturnos. Tiene la certeza de que en el clóset vive un espécimen cruel y perverso que planea algo malo en contra de ella. Su mamá la convence de que hay un duende que la protege. Ella confía.

Suspendieron las clases en el colegio, porque hace dos días que la lluvia no para. Es jueves y el temporal se detuvo. Carolina aprovecha de invitar a Alejandro a su casa a preparar la obra de teatro para la semana siguiente. Él llega a las 3 de la tarde. Estudian los parlamentos hasta las 5. Juegan supernintendo hasta las 7. Se oscurece y hace frío. Son las 8.

Suena un trueno y retumba en la ventana. Carolina se estremece en silencio. Alejandro se agita de curiosidad. Otro y ella grita. Otro y Alejandro sonríe, levantando las cejas. Ella evita cualquier invitación de su amigo a disfrutar del panorama en la calle. Le ofrece galletas y jugo. Crea juegos e idea distracciones. Trae hojas y dos lápices. Lo invita a jugar bachillerato. Él acepta.

Las gotas de lluvia comienzan a caer fuertes al suelo. El viento juega con las hojas y forma imágenes con las ramas de los árboles. Carolina cree que son especímenes de la noche. Otro trueno estalla en su corazón. Los relámpagos alumbran la casa.

-Es una tormenta eléctrica, anuncia Alejandro.

A Carolina se le ponen los pelos de punta. Siente el rugir del cielo y se asusta. Tiene pánico de que le caiga un rayo encima. Se sintió patética y miró fijo a Alejandro. Él le respondió invitándola a disfrutar del arrebato que el clima ofrecía. A ella le pareció una idea interesante y se arriesga a vivir la experiencia. De la percha, sacan los abrigos que están colgados.

-Voy a buscar un paraguas

Antes de emprender el primer paso, Alejandro la detiene advirtiéndole que es más entretenido mojarse. Cegada en la aventura, ella le hace caso. Salen de la casa sin miedo a nada. Corren bajo la lluvia bajo luces relampagueantes. El patio de la casa es grande. Hay eucaliptos, aromos y pinos. Ambos juegan a dar vueltas en medio del bosque espeluznante.

La lluvia es intensa y las gotas golpean el suelo sin parar. Carolina mira el cielo y lo ve inmenso. De pronto, el panorama cambia. La luz se corta en la calle y todo se vuelve oscuro. La única iluminación la brindan los rayos, que no cesan.

A Carolina se le sale un pequeño grito. Rápidamente, tapa su boca con ambas manos. Se imagina los monstruos del clóset. Se siente perdida y sola en medio de árboles, que forman adefesios con sus ramas diabólicas. La lluvia empeora. Los perros ladran en bandadas. Se forma barro y sus zapatillas blancas se entierran. Se detiene en medio del paisaje terrorífico y nota que Alejandro está lejos y disfrutando. Ella lo envidia. No siente. No ríe. No camina. No respira.

Se da media vuelta y no ve nada. Cierra los ojos y allá adentro es tan oscuro como afuera. Mira para los lados y sale corriendo. No le avisa a Alejandro y avanza. Los rayos chocan con sus pies. Los truenos gruñen como animales salvajes y las lágrimas caen por las mejillas de Carolina.

En medio de su escapatoria, se le cruza una sombra. Da un salto hacia atrás y su espalda choca con una rama. Rápidamente imagina un espíritu. Corre. Su corazón palpita con escándalo. Se tropieza con un tronco, que usan como asiento. Cae al suelo y se levanta. No avanza. La casa se le hace lejana. Nuevamente, se le aparece la sombra. Esta vez el rayo de luz le ayuda a darse cuenta de que es Frívola, su gata. Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro. La lluvia moja su pelo, su cara y su chaquetón. De pronto, aparece Alejandro y pregunta:

-¿Qué pasó?

Carolina no responde. Está pálida. Helada. Petrificada. Llora. Grita. Odia las tormentas. Quiere luz y no la encuentra.

En la puerta de la casa, los espera la mamá de Carolina con dos velas en las manos. Pasan. Se cambian ropa y se acuestan a dormir. Carolina llora entre las sábanas y deja la luz prendida de su lámpara del velador, esperando por el duende guardián, que no apareció cuando más lo necesitó.

D O M I N G O / O N Í R I C O

dijo el carlos
cuando veníamos caminando
después de la plaza
la gente linda, regando
andando en bicicleta
y haciendo cosas de domingo.
aunque el domingo es fome
uno lo hace fome.
lindo, dice el carlos.
feo, me acuerdo que piensa otro.
otro que se entrelaza
en pensamientos
y sentimientos
momentáneos
pasajeros
únicos
baja la música
cierra los ojos
vuelve al centro
abre tu pecho
recuerda el momento
olvida en el recuerdo
en silencio
late el corazón
no lo siento
late el alma
se des-hace
se rompe
se escucha el lamento
del corazón sangre
no se escucha
está por un momento
con los oídos tapados
con el sentir apagado
pasa el tiempo
y pasan los años
la gente se ríe
la gente llora
se enoja
y se amarga.
con lanzas en los ojos
disparas tu odio
odio de qué
odio lo que odias
y no te odio
pero sí odio
tus voces siniestras
tus mentiras sarcásticas
tus envidias venenosas
tus palabras.
mezclo y sigo mezclando
escribo y no lo pienso.
me lamento
en silencio
de qué
no entiendo
no encuentro
prende el cigarro
y me quemo
me quemo el cuerpo
y me drogo.
Recuerdo momentos
de enamoramiento
del constante enamoramiento
del corazón sangra
del corazón palpita
ese recuerdo latente
de tu mente
de tu fuente
de su frente
se va
se extingue
no se olvida
se aprieta
y se petrifica.-
unas ganas locas
un desquicio
voy a marcar el teléfono
voy a mandar un mensaje
qué vergüenza
qué tontería
qué estupidez

voy a esperar
me secaré esperando
la tierra se abrirá
y caeré
no volveré
me quedaré ahí
¿dependerá de mí?
cómo saber si sientes
cómo saber qué sientes
cómo saber si quieres
cómo saber qué quieres
cómo saber si estás
ahí
ahora
esperando por mí

03 noviembre, 2008

No quiero eso
tampoco esto
canción imaginaria
ándate
las tres de la mañana
un beso tosco
y brusco
y la mejilla se contrae
arrebatos siniestros
rompen el alma
y queman los poros
(la vida)
ilusiones que se des-ilusionan de ellas mismas
se caen a pricipicios sin fin
blandos
punteagudos
ásperos
dulces
suspiro y no hay lágrima
no tiene que haber lágrima
desazón
no se encuentran los ojos
se buscan
pero se estancan
es que hay otros ojos
que hoy quisieron
y querrán ser mirados
como en estado líquido
o gaseoso
los ojos se esquivan
y lanzan llamas
llamas
de sol
encantado
y des-encantado por el abismo que se forma
desde que el ser olvida
rápidamente
la palabra anunciada
y el corazón palpitando
se va. se van.
no existe
piensa
late
me abrazas
te abrazo
mezclo
y mezclo
sigo mezclando
y termina el día
con el mismo beso petrificado en la mejilla contraida.-

SUEÑO

EN UN SUEÑO SUMERGIDO