Me han pasado cosas este último tiempo, los 3 o 4 últimos días hasta hoy, que me han hecho pensar, y mucho.
La vuelta de vacaciones a la universidad ha sido un poco defraudante. No sé, no me estanco, pero sí me preocupo. Me ocupo. Le pongo atención.
Hoy martes me quedé dormida. Increíble es la idea de darse cuenta que si me demoro 15 minutos más de lo normal, llego atrasada esos 15 minutos. Hoy sentí la desesperación de que el reloj avance sin consideración y las micros no pasen y peor aún se burlen circulando en estado "Fuera de Servicio", cuando somos más de 20 en el paradero. Preocupados algunos, alterados otros, buscando soluciones en silencio...
Lo que es yo trato de actuar lo más inteligentemente posible. Son las 9:20 am y yo estoy en el 19. Resignada totalmente a hacer lo que menos se demore para no hacer más grande el atraso, pienso en la solución. Me cuesta decidir, porque es probable que la micro venga e irme sería en vano, ya que la espera se me habría olvidado cuando estuviera arriba, esquivando y mantiendo el equilibrio en los buses que de algún modo mueven la ciudad.
Miro por última vez hacia Puente Alto y no se ve nada, absolutamente nada. Cruzo la calle y justo viene un metro bus, el que se paga a la antigua, con monedas. Busqué los $130 y listo. Ya estaba arriba.
Me sentí tranquila al darme cuenta que avanzaba del paradero 19 y pronto estaba en el 15 para llegar apretujada al 8 a las 9:45. Terriblemente atrasada y odiando, pero poco. 15 minutos más tarde casi como un milagro estaba en Grecia y ya me quedaba lo menos para llegar.
No tuve problemas, pero no paré en todo el día.
No he tenido suerte o no sé me han pasado cosas que empeorar mi situación, aunque no me deprimen como el atraso de hoy y un par de notas desagradables que recibí como un biss en el mismo día.
Sin embargo, hay cosas que me han hecho reflexionar o estar en la luna o ver la vida diferente o sentirme diferente o percibir diferente. Sentir quizás diferente, pero no menos que antes, sino lo contrario, mucho más que antes.
Destruir pa construirt y aquí estoy con la mano en el corazón, confiada y enamorada....
Con un aleteo de la mariposa que antes se había oxidado, diciéndome que está acá denuevo, acompañándome y mostrándome las bellezas de este mundillo.
Con todo esto, me siento viva y cuando vuelvo a leer lo que alguna vez escribí me emociono y me siento muy feliz.
Cuando llego a mi casa este día martes hermoso, pese al atraso, escucho música agradable a mis oídos y me siento en el paraíso...
Es que he vivido un cambio que me mantiene alerta, que me hace ser yo y descubrirme
y descubrirte
y sobre todo, sonreír
sonreír, porque es bonito cuando la gente está feliz y el mundo sonríe
las almas sonríen
como una niña alegre e inocente
alerta y confiada
asombrada
LA AVENTURA COMIENZA
CUANDO
POR AMOR
TENEMOS EL VALOR DE ENFRENTAR LA VIDA
CUANDO
POR AMOR
TENEMOS EL VALOR DE ENFRENTAR LA VIDA
25 septiembre, 2007
08 septiembre, 2007
P E T R I F I C A D A
Nosé si tengo ganas de escribir. En realidad, sí. No sé escribir. Es un oficio difícil, muy difícil. Y yo no sé hacerlo. Siempre que me pongo en el computador frente a un word en blanco mil ideas vienen y van en mi cabeza. Nunca sé cómo empezar. Nunca sé cómo terminar.
Tenía botado este asunto. Tengo botada mi vida.
No sé.
No encuentro palabras que me ayuden a explicar lo que pasa.
Menos hoy sábado, que las nubes taparon el sol que nos había acompañado los días anteriores(justo cuando más lo necesitaba).
Ahora estoy escribiendo sin sentido. No sé para dónde van estas palabras sueltas, quizás sólo buscan manifestar el sentir, pero no pueden. Nunca pueden.
Un caos habita en mi cabeza hace tiempo. Incomprendida me sumerjo donde no quiero ser vista. Donde trato de ser vista. Donde intento que me observen como yo observo.
¿Lo hacen?
No me importa. No les importa.
Da lo mismo. Al final, todo da lo mismo. El tiempo se encarga de arreglarlo todo. De entregar verdades a mi cabeza incierta, a mi alma caótica que busca resguardo.
A mis palabras sangrientas, que jamás quieren serlo, pero que jamás han sido comprendidas.
Sus miradas son golpes. Mis palabras son golpes.
Uno tras otro. Dos tras otro. Tres. Cuatro.
Lágrimas caen por mi rostro. Camino en silencio y murmuro palabras que nadie va a escuchar. Palabras que se quedan guardadas o que se las lleva el viento, pero nadie las oye.
Nadie las quiere oir.
No he caído. Prometí no caer nunca más. Quizás suena utópico, porque constantemente estamos cayendo todos a un vacío oscuro y no sabemos dónde vamos a llegar.
Tal vez prometí no caer por mucho tiempo y levantarme lo más rápido posible.
No estoy triste, sino nostáliga, melancólica. Un poco confusa. Otro poco perdida.
A pesar de todo, tranquila.
Extraño puede sonar, pero la calma se encarga de llegar no sé cómo a mí.
Silenciosa, se viene a vivir en mi alma, como los aleteos de esa mariposa, mariposa, mariposa.
Enigma mariposa. Mariposa enigma.
La incomprensión es lo que me altera. Las críticas constantes.
La no-felicidad de los otros.
La no-sonrisa.
El caos constante. La bruma que me petrifica.
Los gritos ocultos que retumban en mi cabeza, silenciosos. Nadie los escucha. Sólo yo.
Es que somos diferentes y esas diferencias no se comprenden. Más bien, envenenan. Ocultan el sentir. Opacan el actuar....
Tenía botado este asunto. Tengo botada mi vida.
No sé.
No encuentro palabras que me ayuden a explicar lo que pasa.
Menos hoy sábado, que las nubes taparon el sol que nos había acompañado los días anteriores(justo cuando más lo necesitaba).
Ahora estoy escribiendo sin sentido. No sé para dónde van estas palabras sueltas, quizás sólo buscan manifestar el sentir, pero no pueden. Nunca pueden.
Un caos habita en mi cabeza hace tiempo. Incomprendida me sumerjo donde no quiero ser vista. Donde trato de ser vista. Donde intento que me observen como yo observo.
¿Lo hacen?
No me importa. No les importa.
Da lo mismo. Al final, todo da lo mismo. El tiempo se encarga de arreglarlo todo. De entregar verdades a mi cabeza incierta, a mi alma caótica que busca resguardo.
A mis palabras sangrientas, que jamás quieren serlo, pero que jamás han sido comprendidas.
Sus miradas son golpes. Mis palabras son golpes.
Uno tras otro. Dos tras otro. Tres. Cuatro.
Lágrimas caen por mi rostro. Camino en silencio y murmuro palabras que nadie va a escuchar. Palabras que se quedan guardadas o que se las lleva el viento, pero nadie las oye.
Nadie las quiere oir.
No he caído. Prometí no caer nunca más. Quizás suena utópico, porque constantemente estamos cayendo todos a un vacío oscuro y no sabemos dónde vamos a llegar.
Tal vez prometí no caer por mucho tiempo y levantarme lo más rápido posible.
No estoy triste, sino nostáliga, melancólica. Un poco confusa. Otro poco perdida.
A pesar de todo, tranquila.
Extraño puede sonar, pero la calma se encarga de llegar no sé cómo a mí.
Silenciosa, se viene a vivir en mi alma, como los aleteos de esa mariposa, mariposa, mariposa.
Enigma mariposa. Mariposa enigma.
La incomprensión es lo que me altera. Las críticas constantes.
La no-felicidad de los otros.
La no-sonrisa.
El caos constante. La bruma que me petrifica.
Los gritos ocultos que retumban en mi cabeza, silenciosos. Nadie los escucha. Sólo yo.
Es que somos diferentes y esas diferencias no se comprenden. Más bien, envenenan. Ocultan el sentir. Opacan el actuar....
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
SUEÑO
EN UN SUEÑO SUMERGIDO