Adiós amor mío hasta un sueño remoto sin realidad ni sentido
amarnos en el absurdo de la imposibilidad
hasta ese momento en que nos riamos de nuestra pena hasta ese momento en que la música no nos haga sufrir
hasta pronto sería de todas maneras un adiós y cuando te vuielva a ver no seré yo quien te mira, será el maldito deber ser
porque ya me habré ido para siempre quizás en la aventura que ahora no queremos,
quizás en el futuro impredecible te vuelva a desnudar fino y lento, y te vuelva a besar despacio y a mirar fijo a tus ojos para sentir que me hundo en la profundidad de lo celeste.
adiós amor mío, y esta vez es para siempre porque así lo queremos, porque así debemos.
recuerda que alguna vez te lancé un beso al viento, un beso y un recuerdo, para que los guardes en tus pequeños bolsillos y los apretes cuando sientas pena.
Adiós princesa de corona caída. Me voy con los ojos rajados y desechos en lágrimas, pero que esta vez son de paz.
Y si lloro no es porque los recuerdos me hayan hecho mal, es porque estoy sufriendo aún tu partida;
tal como el árbol debe sentir la caída de sus hojas en otoño. En este otoño.
Adiós dulcinea. Adiós musa perfecta. Se despide tu hombre, tu poeta, tu maldición de amor.
1 comentario:
Adiós amor mío
hasta un sueño remoto
sin realidad ni sentido
amarnos en el absurdo de la imposibilidad
hasta ese momento en que nos riamos de nuestra pena
hasta ese momento en que la música
no nos haga sufrir
hasta pronto sería de todas maneras un adiós
y cuando te vuielva a ver no seré yo quien te mira, será el maldito deber ser
porque ya me habré ido para siempre
quizás en la aventura que ahora no queremos,
quizás en el futuro impredecible
te vuelva a desnudar fino y lento, y te vuelva a besar despacio
y a mirar fijo a tus ojos para sentir que me hundo en la profundidad de lo celeste.
adiós amor mío, y esta vez es para siempre porque así lo queremos, porque así debemos.
recuerda que alguna vez te lancé un beso al viento, un beso y un recuerdo, para que los guardes en tus pequeños bolsillos y los apretes cuando sientas pena.
Adiós princesa de corona caída. Me voy con los ojos rajados y desechos en lágrimas, pero que esta vez son de paz.
Y si lloro no es porque los recuerdos me hayan hecho mal,
es porque estoy sufriendo aún tu partida;
tal como el árbol debe sentir la caída de sus hojas en otoño.
En este otoño.
Adiós dulcinea. Adiós musa perfecta. Se despide tu hombre, tu poeta, tu maldición de amor.
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