Ocurrió esa tarde, pero estaba pronosticado. Su teléfono sonó el día lunes. También el día martes y el miércoles. Contestó el jueves, cuando no sonó. Se arrepintió. Tomó el abrigo y salió a caminar. Solo. Sin nadie a su al rededor. La ciudad vacía. Como si todos se hubieran puesto de acuerdo para que descrubriera lo in-descubrible ese día jueves, porque fue el viernes. Lo vio como un destello. ¡Bum! Lo hizo saltar del lugar, como un atentado, como un acto siniestro, como un volcán haciendo erupción. Tembló. Se sacudió. Pasó un auto, pero nadie lo conducía. Qué tontería. Siguió caminando. Quiso un cigarro. Le quedaba el último, pero no había fuego. Pensó en ir a conseguir, pero no había nadie. Tan sólo flechas. Un baile de invisibles personajes que junto a melodías dulces alzaban sus manos como pidiendo, como ofrenciendo el alma. No tenían fuego. Tn sólo agua. Agua. Agua. Agua.
No bebió agua, porque los vasos no tenían fondo.
Siguió caminando. Un poco más allá, el encuentro con el sol, la noche.
La pelea entre el sol y la noche.
Ganó el sol, es que ya estaba amaneciendo y no había conseguido fuego.
Volvió a donde comenzó y el teléfono seguía sonando y no contestó.
Se despertó y los ojos se le cayeron.
Se le cayó el pelo
y las uñas.
También los pies y sus brazos.
Se elevó y chocó con el techo. Cayó y el teléfono volvió a sonar. Conestó.
Soy tu madre, se escuchó.
Su corazón enmudeció y un estremecimiento sintió. Su cuerpo se re-estructuró y salió a caminar.
Busco a su madre.
Esta vez, el día estaba repleto. Personas caminaban siniestras por las calles céntricas. Mientras la chica espera al chico. Mientras los helados chorrean por las manos de esos niños. Mientras el semáforo cambia de luz y estás al otro lado, con los pies en las manos.
Quién era su madre.
No lo sabía.
No dudó en buscarla y en sueños encontrarla.
Sueños todas las noches. Extraños. Ilusiones fracasadas. Manos sin dedos. Cabezas sin ojos. Dedos sin manos.
Ocasos negros, grises, despedidas.
sutiles movimientos.
acuchillados recuerdos.
No lo conocía y por eso se impresionó cuando escuchó su voz. Sólo había visto cómo se enfrentaban al terminar o comenzar el día. Al terminar o comenzar la noche. Uno de ellos acudió en su búsqueda.
-aló?
LA AVENTURA COMIENZA
CUANDO
POR AMOR
TENEMOS EL VALOR DE ENFRENTAR LA VIDA
CUANDO
POR AMOR
TENEMOS EL VALOR DE ENFRENTAR LA VIDA
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SUEÑO
EN UN SUEÑO SUMERGIDO
1 comentario:
gracias
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