¡balazos!

Un gran día.
Me despierto temprano para estudiar en la universidad. A 10 minutos de la prueba, me entero de que la cambiaron para el martes. ¡Balazos! Ya van como tres pruebas que me cambian y yo estudeo que estudeo y naca la pirinaca.
En fin, el día continúa y devolverme a la casa sería un grave error. No importa, me quedo nomás. Acompañada de una compañera, espero la clase de las 3 de la tarde, cuando recién eran las 11:30 am. En un momento de la vida, no hubo seres humanos conocidos y me dio mucha lata estar sola. No sé por qué, hoy no quería estarlo. Vagué por la universidad hasta que llegó la clase y, nuevamente, ¡balazos!. No vale la pena mencionar.

Entre la aburrición y la clase, me compré un pan y la tía de la caja del casino no sabía que se acabaron. Hice una cola inmensa para nada. ¡Balazos!. No importa. Me dio lata comer. No había nada en el casino y no quería una sopaipilla de Bilbao.

Termino todo en la u y me voy a la casa de Franco.

¡Alto, mujer! no tienes plata, exclama mi conciencia.

Volví a conseguirme $500. Me prestaron. ¡Qué alivio!
Ya, listo. Me subí a la micro llena, muy llena. Luego, cargué el pase con los $500 y tomé el metro. (A la micro me subí "a la mala"). Tenía mucho calor y andaba con millones de cosas que abrigan. Con las patas en la mano, llegué a la casa de Franco.

-Qué ingredientes quiere pa la pizza ?

y yo casi me muero

Enamorada de la vida y sorprendida a más no poder, fuimos a buscar la pizza a Irarrázaval con Macul. Qué onda la gente mala onda y los guardias enojados.

Llegamos a Juan Moya con Quilpue y nos deboramos la pizza.

Luego, los simposon causaron risas en nosotros. Nos abrigamos, nos abrazamos, nos miramos, nos besamos y como un ovillo abrigados por el calor de nuestros cuerpos soñamos y descansamos juntos.

soy feliz